jueves, 28 de junio de 2012

¿Desde cuando no se pueden imponer propuestas desde la calle? Hasta donde se, no todos somo senadores o diputados.


Hacepocas horas, se desarrollo una nueva marcha, contextualizada en un paronacional convocado por la CONFECH, y otras asociaciones gremiales participesdel sistema educativo nacional.
Porlas calles de Santiago y algunas capitales regionales, pudimos observar einformarnos vía diferentes medios de comunicaciones, las acciones y marchas quese llevaron a cabo durante esta mañana. Más que comentar lo que aquí ocurrió,me gustaría analizar las lamentables palabras del Sr. Ministro de EducaciónHarald Beyer, ante estas marchas y la convocatoria a paro nacional.
Enun país y sus autoridades que se jactan de considerarse como una democraciaestable, consolidada y abierta al mundo, me parece por decirlo menos, insólitolas palabras del Ministro, el que nos dice: No se pueden imponer propuestasdesde la calle”.
Lamentablementeel ministro aun no tiene claro que en una democracia no solo deben existirmecanismos oficiales para discutir, como lo son el senado y cámara dediputados, sino que también tienen que existir los mecanismos jurídicos paraque la sociedad pueda expresarse, y esto es lo que hemos visto hoy.
Cuandohablamos de construir un sistema educativo participativo, respetuoso de lasdiversidades y liberador, sumado a la calidad y la condición de derecho quedebe tener, es incomprensible que una alta autoridad, se niegue a ver yescuchar estas propuestas de la calle.
Lavocación anti-democrática expresada por el Sr. Ministro estas últimas horas, nohace más que confirmar que este gobierno no tiene la intención de solucionarlas problemáticas del sistema educativo, o por lo menos no es con la voz de lacalle, con los reales participes del sistema, con quien quiere solucionarlos.
Unverdadero sistema educacional inclusivo, se construye siendo capaz de tomar encuenta y escuchar a todos sus actores, a toda la sociedad.  
                                                                                     Javier Tapia Carreras

¿Alguien sabe si el ministro sabe algo de democracia?

miércoles, 27 de junio de 2012

¿Efectivamente crees que puedes cambiarlo?



Durante estos años hemos podido ser parte de un progresivo acercamiento a la práctica profesional, para algunos atractivo, otros han caído en este acercamiento. No ha dejado de ser difícil en ningún momento, y menos en las circunstancias que tuve y muchos de mis compañeros tuvieron que enfrentar, quizás no por algún problema, sino por lo importante del desafío planteado para este acercamiento directo a la práctica profesional, nuestra primera clase.

            Los desafíos planteados eran inmensos, no solos por las cátedras universitarias, sino más bien por hacerse cargo de todo lo criticado durante estos tres años, tarea difícil y muchos a lo mejor sintieron lo que yo, no puedo caer en lo que he detestado. En el fondo, tomar consciencia de la gran responsabilidad que tenemos en nuestras manos, pero tampoco sin engañarse, ni pretender cambiar siglos de historia.

            Las pretensiones altas en la práctica docente son muy validas, lo también valido es considerarnos personas con importantes debilidades, por ende a mi forma ver, consientes de que las mentalidades de una sociedad no pueden ser modificadas o “mejoradas” en un par de clases, lo importante es luchar contra estas imposibilidades y ver también que si somos capaces de aportar e intentar construir bases en donde profesores, estudiantes y el resto de la sociedad construyan una sociedad más justa, diversa y libre. La tarea no está solo en nuestras manos.

            El enfrentarme hace poco a una clase, te enfrenta de golpe y violentamente a las responsabilidades que asumes en la práctica docente, eso en este momento, lejos de constituirse como una piedra en el camino, se presenta como un importante desafío. Pero el desafío mayor es que las ganas, motivaciones y felicidades que sentí al dar mi primera clase, se mantengan genéricamente durante muchos años más, lamentablemente en dos años y medio de prácticas en contextos escolares, no solo hemos tenido que presenciar las desmotivaciones de los jóvenes ante el insípido conocimiento escolar, sino que el de los profesores, descontentos y desilusionados con su vida profesional, lo que considero aun más grave y que nos juega profundamente en contra.

            Finalmente lo que quiero lograr, es que efectivamente tenemos muchas cosas que nos juegan en contra a la hora de visualizarnos como futuros profesores, que no solo están incubados en el sistema escolar, sino que son parte de toda la sociedad chilena, principalmente construida sobre bases de desigualdad y exclusión, quizá siendo realista, no vamos a cambiar esa realidad, pero  en nuestras manos está la posibilidad que esas problemáticas no pasen por enfrente sin hacer nada. El reconocer nuestras limitaciones en ningún caso es reconocer que no podemos luchar en contra de lo que consideramos injusto, y expresar nuestras visiones de mundo y aportar a la construcción de una sociedad con más respeto y honestidad.

 
            Respondiendo a la pregunta, quizás podría decir que yo no puedo cambiar todo lo que detesto, pero si puedo comprometerme, como lo hice al momento de enfrentarme a la clase y los jóvenes, que voy y quiero intentarlo ¿y tú?


Javier Tapia Carreras